Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

23 oct 2011

de la teoría de la relatividad en biología

Desde una perspectiva no-antropocéntrica en las ciencias de  la vida y la radical deshumanización de la imagen de la naturaleza.

Jakob von Uexküll uno de los fundadores de la ecología --en 1926 fundó el Institutfür Umweltforschung (investigación sobre el entorno) de la Universidad de Hamburgo. De formación kantiana y proyección postdarwiniana, destacó como biólogo y filósofo de la biología. Su obra y reflexión teórica impregnaron amplios campos del conocimiento científico e ilustraron desarrollos del pensamiento muy relevantes en el siglo XX-- había llegado a finales del siglo XIX y principios del XX a conclusiones relativistas en cuanto al mundo circundante de los animales invertebrados, llamados inferiores tales como: la garrapata, la mosca, la abeja, la ameba, la libélula, el erizo de mar, la anémona, etc.

Sus investigaciones sobre el ambiente animal, o umwelt (como le llama él) son contemporáneas de la física cuántica y expresan una perspectiva no-antropocéntrica en las ciencias de la vida (Giorgo Agamben, Lo abierto, 2007).

Para Uexkül la reconstrucción de sus umwelts son como “paseos por mundos incognoscibles” en donde la unidad funcional relacionada con el ambiente parece muy alejada de la del hombre y los animales denominados superiores.

Éstos animales pequeños como les llama él, están incomunicados entre sí y a la vez están comunicados “como en una gigantesca partitura musical” en cuyo centro están estos pequeños seres familiares y, al mismo tiempo remotos (Agamben).

La mayoría de nosotros piensa que compartimos el mismo espacio y el mismo tiempo con los demás seres vivos, esta ilusión se sustenta en la creencia de un mundo único, para Uexküll este mundo unitario no existe, así como no existen un tiempo y un espacio iguales para todos los vivientes: “representaría una especie verdaderamente ingenua de dogmatismo suponer que existe una realidad absoluta de cosas que fuera la misma para todos los seres vivientes. La realidad no es una cosa única y homogénea; se halla inmensamente diversificada, poseyendo tantos esquemas y patrones diferentes cuantos diferentes organismos hay” ( Ernesr Cassierer, antropología filosófica, 1975).

La abeja, la libélula o la mosca, que observamos volar cerca de nosotros en un día de sol, no se mueven en el mismo mundo ni comparten con nosotros los humanos que vivimos en nuestro mundo circundante o umgebung (así le llama Uexküll al ambiente de los humanos) ni el mismo tiempo, ni el mismo espacio, “ningún animal puede entrar en relación con un objeto en cuanto tal” sino sólo con sus propios portadores de significados. Veremos a qué se refiere.


Uexküll ilustra en sus libros cómo aparecería un segmento del mundo humano visto desde la perspectiva de uno de éstos animalillos, el experimento es útil por el efecto de extrañamiento que produce en el lector,  obligado de golpe a mirar con ojos no humanos los lugares que le son más familiares. Pero nunca ese extrañamiento alcanzó la fuerza natural, sin disfraz ni adorno, que Uexküll supo imprimir a su descripción del ambiente del Ixodes ricinus, conocida más comúnmente como garrapata, que constituye ciertamente un vértice del antihumanismo de lo moderno. (Agamben).

EscribeUexküll:

El habitante del campo que recorre a menudo los bosques y los montes acompañado de su perro no puede dejar de advertir una minúscula bestia que, suspendida de una ramita, espera su presa, hombre o animal, para dejarse caer sobre su víctima y abrevar de su sangre […].En el momento de salir del huevo, ella no está todavía completamente formada: le faltan un par de piernas y los órganos genitales. Pero ya es capaz, en este estadio, de atacar a los animales de sangre fría, como la lagartija, apostándose sobre la punta de una hierba. Después de algunos cambios sucesivos, adquiere órganos que le faltan y puede dedicarse así a la caza de los animales de sangre caliente.
Cuando la hembra fecundada, se encarama con sus 8 patas hasta el extremo de una ramita, para poder dejarse caer desde la altura justa sobre los pequeños mamíferos que pasan o dejarse chocar por animales de talla más grande.Este animal está privado de ojos y sólo encuentra su lugar de acecho gracias a la sensibilidad de su piel a la luz.
Este bandido es completamente ciego y sordo, y sólo percibe que su presa se acerca por el olfato. El olor del ácido butírico, que emana de los folículos sebáceos de todos los mamíferos, actúa sobre él como una señal que lo empuja a abandonar su sitio y dejarse caer a ciegas en dirección de la presa. Si la buena suerte lo hace caer sobre algo que emana calor (cosa que percibe gracias a un órgano sensible a una determinada temperatura), eso significa que ha alcanzado su objetivo, el animal de sangre caliente, y entonces ya no necesita más que de su sentido del tacto para encontrar un sitio lo más falto de pelos posible y hundirse hasta la cabeza en el tejido cutáneo del animal. Ahora sí puede sorber lentamente un borbotón de sangre caliente.(Uexküll, 85-87, citado en Agamben)

El banquete de sangre de la garrapata también es su festín fúnebre, porque no le queda ahora nada más que hacer, excepto dejarse caer al suelo, desovar y morir.




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