No podía seguir existiendo el nacionalismo en armas luego de que la intelectualidad progre del mundo firmara el desplegado aquel "por un gobierno mundial del pueblo y para el pueblo" (ver Extrañamiento del 17 de octubre de 2011). ETA dejó de tener razones para existir en el mundo capitalista occidental y democrático justo en el momento en que es la propia Unión Europea la que peligra en su existencia, amenazada cada día de crisis con fragmentarse y convertirse en añicos, grecias y esas cosas... Por un lado estamos ante la irreversibilidad del fin del nacionalismo revolucionario en Occidente; por otro, ante la reversibilidad de la unidad europea extranacional. Pero lo que parece una contradicción es en realidad un despliegue coherente y lógico: la hegemonía desplegada del mercado mundial también disuelve los bloques. Su poder centrífugo resulta ser el fundamento ontológico de las teorías del big bang.
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