El racionalista Hegel no dejaba de luchar en el terreno de las ideas contra Hume, Locke y Kant, representantes del pragmatismo y el agnosticismo en todas sus formas y que, según se desprende de Hegel, dominaban ya por entonces --fines del siglo XVIII y principios del XIX-- la escena del pensamiento filosófico.
Es un mito que Hegel hubiese dominado nunca como pensador frente a las corrientes irracionales. Visto a la distancia y "derrotado", Hegel resulta ser, más bien y más allá de su papel de ideólogo de la verdad absoluta en el Estado, un crítico radical de la modernidad...
Vemos pues que entre la muerte de Hegel en 1833 y la redacción por Marx de sus Manuscritos juveniles en 1844 ocurre otro momento fundacional de la filosofía occidental que Mario Rossi registra así en su Génesis del materialismo histórico:
Se trata de los años (11) que vieron nacer el materialismo histórico, el existencialismo de Kierkegaard, el humanismo de Feuerbach, el individualismo anárquico de Stirner.
Resulta más rica y compleja la historia si se le mira así, en vez de imaginarla como un camino lineal y carente de jalones. La modernidad, más bien, está cruzada por una serie de contradicciones cuya resolución implica la realización de nuevas revoluciones.
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