Plan de escuelas patito

"Tengo que convertirme en un hombre digno --se dice--, ser capaz de alimentar a mis críos, ¡pinche inútil!", y está ya --se dispone-- por sacar para la papa de cualquier modo, qué importa cómo ni la moral o los juramentos que hiciera a su madre en el lecho de su muerte, cuando por obra divina, sí, lo digo yo, quien fuera ateo, se ilumina: entonces pone manos a la obra y hace todo lo necesario para juntar a sus amigos desocupados con el fin de montar una escuela patito en la que se enseñe a los perdedores a demostrar cómo es que fueron trampeados, pues en realidad ellos son los verdaderos ganadores. Dorotea, por ejemplo, con dos hijas a las que vender sería brutal por prematuro, dará el curso sobre las leyes del Cofipe, en especial las que tienen que ver con los derechos de apelación, se trata de que los muchachos resulten capaces de establecer una defensa coherente caso por caso, casilla por casilla. Teodoro impartirá un diplomado sobre los modos del conteo, estadísticas, probabilidades. En fin, que mira con optimismo el futuro, "nuestros muchachos --piensa--, nuestros estudiantes, pon tú que saben en su fuero interno que ya perdieron, bueno, pero al menos están aprendiendo algo que les facilitará en un mañana su inserción en el intrincado mundo institucional como labrado en piedra".