Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

8 ago 2012

Marcas para el estudio de la lucha de clases en el México más reciente

Dentro de las filas del movimiento antigobiernista que se propone luchar pacíficamente contra la imposición de Enrique Peña Nieto, sobre todo entre los militantes más radicales que marchan bajo banderas con hoces y martillos, crece la ilusión acerca de que una Huelga General próxima hará posible el cumplimiento de la tarea trazada contra la resurrección del priísmo. Prevalece por sobre todo en estos compas la fe, la fe en las consignas que son a su vez ecos de viejos mitos. Tal parece ser ese el mecanismo ideológico que nutre de vida a la costumbre del movimientismo o al movimiento como costumbre.

No obstante la fe de estos compitas parecería necesario que dentro de las filas revolucionarias, para realmente serlo, nos pusiéramos a estudiar un poco sobre la historia de la lucha de clases en la formación capitalista en México. Conoceríamos, por ejemplo, la inexistencia de esta forma de lucha (la huelga general) entre las prácticas del corporativizado proletariado mexicano. Sabríamos también que el momento más cercano a esta huelga general se produjo en México entre 1956 y 1958 cuando, en respuesta a la imposición del corporativismo charro en los sindicatos y a fuertes reestructuraciones industriales determinadas por las inversiones extranjeras, mineros, ferrocarrileros (estos con dirigentes comunistas), maestros y telegrafistas obligaron al régimen priísta a reorganizar desde el Estado al movimiento sindical todo y construir, bajo dirección de la pequeña burguesía democrática, el Movimiento de Liberación Nacional destinado a hacer las veces de ariete contra los intelectuales marxistas del Partido Comunista encabezados por José Revueltas que intentaban vincularse a la huelga obrera.

El movimiento estudiantil de 1968 inició una nueva fase larga en la que el Estado, habiendo liquidado la perspectiva de la huelga general, delimitó el marco electoral de lucha contra los nuevos movimientos cuya fisonomía no era ya obrera-sindical sino correspondiente al trabajo social como nuevo sujeto político. En dicho periodo --que se prolonga hasta nuestros días-- el Frente Electoral Opositor (FEO) sustituyó objetivamente al Frente Unido Obrero.

En estas condiciones seguir repitiendo la consigna hacia la Huelga General resulta grotesco.

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