Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.

13 sept 2012

Sobre la huelga en la UACM y la democracia



En sus análisis sobre materia política Lenin señaló en repetidas ocasiones que una de las características principales del radicalismo izquierdista anarquizante consiste en su profundo menosprecio de la lucha por la democracia.

Para Lenin, dentro del mercado mundial, cada distinta formación estatal es resultado de una lucha de clases concreta cuyos nudos constituyen el espacio democrático (y antidemocrático) de la cultura nacional. Para el jefe bolchevique los revolucionarios están obligados a descubrir esos nudos democráticos, con el fin de desarrollarlos y construir con ellos la ruta concreta hacia la revolución socialista.

Sólo puede menospreciar las luchas democráticas dentro del capitalismo aquel que en el fondo cree que la revolución es obra de la espontaneidad o de una vara mágica.

Lenin definía la democracia como el espacio en el que funcionan las reglas para una confrontación abierta y política entre los distintos proyectos de clase dentro del capitalismo.

También Marx, en sus estudios sobre la construcción histórica de la ley de la jornada de trabajo se refiere a profundidad a la importancia de las luchas obreras que definieron el marco democrático para la regulación de la venta de trabajo en Inglaterra. Y si bien Marx fue claro en el sentido de que la solución frente a la explotación capitalista pasaba por la abolición del trabajo asalariado, nunca fue indiferente frente al hecho de que la fuerza de trabajo se vendiera por debajo de su valor o por él.

La huelga en la UACM estalló principalmente en defensa de un derecho democrático-político para el funcionamiento de la autonomía universitaria, conquistado a lo largo de la historia política en México por el movimiento estudiantil.

En la práctica, además, la existencia misma de la huelga es un acto democrático en el contexto de militarización y de estado de excepción que sufrimos los mexicanos. Diríamos más, es una forma de lucha necesaria todavía en pos de espacios legales para la confrontación directa y abierta entre las clases.

Por añadidura, los huelguistas de la UACM actúan como vanguardia, en la práctica, hacia la construcción de un bloque proletario.

El asunto de la relación entre la huelga y la lucha por la democracia se pone en el centro hoy frente a los intentos del poder por suprimir la Ley Federal del Trabajo. Sería torpe que, en aras de una abstracta revolución socialista para el mañana, quienes trabajamos por ella guardemos silencio al respecto, nos aislaríamos de una batalla democrática que está todavía por darse en el espacio nacional. Por otro lado, en este plano de la necesidad de la lucha por las reformas democráticas, ¿podríamos limitarnos a seguir levantando el carrancista artículo 123 Constitucional como bandera teórica e ideológica?

A esta pregunta y a otras tenemos que responder urgentemente

La huelga en la UACM debe ser estudiada también como un capítulo central de la división de la izquierda electoral tras la salida de AMLO del PRD. El devenir político de los huelguistas no es un misterio estructuralista sino un “destino” sobre el que podemos influir, siempre y cuando tengamos ideas políticas claras frente a las coyunturas que advienen.

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