Practiquemos regularmente el ejercicio de distanciarnos de lo "normal" para analizarlo. Vista de lejos, la normalidad no parecerá tal. Miremos críticamente la sociedad, así nos daremos cuenta de que nuestro mundo - tal y como lo conocemos- es un absurdo y está de cabeza... pero podemos cambiarlo.
28 abr 2010
las letras de aquí
Se dice, por ejemplo: "aquél, el interfeuto, mucho hizo para quedar en el olvido y ser marginado en todas partes. Con su carácter cavó el foso donde el olvido quemó sus textos". Lo dicen así, aquellos que lo dicen, por no meterse en líos con los que dan los premios. Tendrían que ser más claros y aceptar que la desaparición de escritores como Efrén Hernández o Francisco Tario (de quienes incluimos cuentos en nuestra sección de textos, aquí al lado) del panorama cultural, constituyó un operativo necesario para que la princesa polaca avecinada en Coyoacán --con toda su corte-- pasara como el paradigma literario en México; y si no, su cuate, del que no hablaremos mal aquí por puro respeto...
Si Rulfo logró colarse de chiripa (José Revueltas sólo a postmortum), ello se debió a su escenografía y temática rupestres que, con esfuerzos, podían ser asimiladas por el Estado al nacionalismo dominante.
Dejémosle a los críticos la labor de escarbar sobre el material de los cuentos completos de Francisco Tario que Lectorum editó en dos volúmenes, y en una de cuyas solapas se informa de un hecho que, ya de por sí, acerca al autor a nosotros: "nunca tuvo beca ni recibió premio o reconocimiento alguno y tampoco se le veía en las tertulias literarias". Aparte de este pasaporte, la edición de la obra tariana cuenta con un excelente prólogo de Mario González Suárez.
(Expliqué en conferencia, por la mañana, sobre la importancia de desaprender en la segunda mitad de la vida lo que con tanto trabajo fue aprendido durante la primera.)
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