¿Qué me pasa?

--Mira, mami --le susurré en el tono más comedido de que fui capaz en ese momento--, lo que pasa es que tú ya no usas ni faldas ni vestidos porque te lo prohiben en casa...

Sentí que la tierra temblaba, pero ella me hizo saber que era una percepción falsa. Entreabrió los labios en indescifrable sonrisa y comenzó a platicarme... desde muy pequeña..., de tal modo que a los pocos pasos yo no pensaba sino en Lolita, la de Navokov, y de refilón en mi amigo el Bob, tocado a fondo por Linda Brown, ese polvo, que cuando cumplió los 50 pudo enamorarse de una veinteañera que le dio la vuelta. Al chico rato la plática desembocó en el caso del violador del niño en Chihuahua, sí, el último, el de la semana pasada, y, obviamente, como si se tratara de un plomo en el agua, en el de la "seguridad". La chica hizo pasar una noche en los separos a un malandrín que se le arrimó lascivamente en el metro. Y el policía, todo un caballero.