Se trata de 1 poema
en el que se platica la expulsión
que por arte de judo histórico
(e histriónico)
hizo que los victimarios quedaran
con sus zapatos del otro lado de la raya.
No puede ser lineal.
De atrás para adelante.
Pues iría a parar en la academia,
así fuera estructuralista ésta.
Aquí, el victimado rememora
la vez que renunció
a lo que entonces lo hubo deslumbrado.
Por nada del mundo estaría dispuesto
a hacer una "carrera", hoy
(ni entonces),
igual proseguirá con su fobia
de ser retratado.
Pero lo que no podrá negar nunca
es que al lindar con Dostoievsky
y, ya hervido por la peda, Bukowsky
(lindes navideños)
obedeció a ilusiones juveniles
de hacer 1 carrera.
... Cuando su poder social
de cada jueves amanecido
ya rayado,
metido en su bolsa
seducía en camisa blanca
y tufo de resaca
a la más pintada.
Debió llamarse Dionisio:
sentía instintivamente tirria por los revolucionarios santos.
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